miércoles, 8 de abril de 2015

Brian Eno - Ambient 1: Music for Airports (1978)



Tenemos hoy en el blog un disco fundacional; un trabajo que puede considerarse como el punto de partida de un estilo que varias décadas más tarde de su aparición sigue estando vigente. No es el primero en su categoría, ni siquiera entre los discos de su autor pero su propia denominación y el hecho de ser el primero de una serie de cuatro volúmenes con el mismo tema confieren a este disco el carácter de punto de partida que no tenemos ningún problema en concederle.

Antes de la popularización de la radio, existió una compañía de esas cuya importancia lleva su nombre a formar parte del lenguaje común, suplantando al de la competencia al actuar como sinónimo del objeto al que representa. A una larga lista de marcas comerciales como “Jacuzzi”, “Tipp-ex”, “Kleenex”, “Albal” o “Chupa Chups” perteneció en algún momento: “Muzak”. Hoy cuesta explicarlo pero sin ser demasiado mayores aún, muchos recordamos una cosa llamada “hilo musical” por la cual, cualquier persona podía suscribirse a un servicio mediante el cual, y a través de la red eléctrica, se podía disfrutar de una programación, lógicamente musical, de todo tipo de estilos y géneros. Los pioneros del invento fueron los norteamericanos de “Muzak” que alcanzaron una gran popularidad en un momento determinado, especialmente surtiendo de música a tiendas y locales comerciales, hoteles, restaurantes, etc.

El hoy peyorativo término de “música de ascensor”, por tanto, tenía en su origen mucho más de descriptivo que de paródico y Brian Eno parecía buscar una forma de dignificarlo cuando tituló el trabajo del que hoy hablamos: “Ambient 1: Music for Airports”.

El motivo de escoger los aeropuertos como lugar al que dedicar su obra nace de las largas esperas que tuvo que sufrir Eno en de Colonia en sus frecuentes viajes a Alemania en los años setenta. La idea de crear (íbamos a escribir “componer” pero nos este verbo nos parece más acertado en este caso) una música que formase parte del entorno, en especial de uno tan estresante como puede llegar a ser una terminal de un aeropuerto ofreciendo al involuntario oyente una opción para relajarse, incluso sin ser consciente de estar percibiendo ese sonido, fue tan sugerente que Eno le dedicó el primer volumen de su serie “Ambient”. La obra, pensada para sonar de forma ininterrumpida una y otra vez durante las horas en que la terminal estuviese abierta al público, llegó a ser utilizada para su fin original en el aeropuerto neoyorquino de La Guardia durante un tiempo.

Eno recurre a técnicas propias de las vanguardias clásicas que poco a poco se abrían paso en otros ámbitos. Así, la confección de los distintos cortes parte de grabaciones “reales” editadas mediante “corta y pega” como se hacía en la época, es decir, con cinta magnetofónica, tijeras y cinta adhesiva. De ese modo se forman “loops”, se juega con las velocidades, se superponen capas, etc. hasta conseguir el resultado deseado.

"Partituras" de las cuatro piezas que integran la obra.


“1/1” - La primera pieza del disco está construida a partir de una serie de ejercicios improvisatorios registrados en el estudio de grabación por Eno, quien tocó el piano y los sintetizadores. Intervienen en ella, además, Robert Wyatt (pìano) y el productor Rhett Davies con quienes Brian no tiene ningún problema en compartir los créditos de la obra pese a que la misma se elaboró con retazos de esos ejercicios. Cada uno de los intérpretes iba tocando su parte sin escuchar las de los demás siendo todo ellos grabado. Repasando las cintas, Eno encontró un breve fragmento en el que las melodías de los dos pianos parecían encajar y esa es la base de la composición. Ese segmento, extraído y reproducido en un largo bucle se combina con otras secciones electrónicas que suenan de fondo, yendo y viniendo de forma constante y creando una pieza maravillosa, delicada y de gran belleza.

“2/1” - En el segundo corte del disco intervienen tres vocalistas: Christa Fast, Christine Gómez y Inge Zeininger que acompañan a los teclados y la voz del propio Eno. La técnica es una mezcla entre algunas ideas de Steve Reich y otras que bien podrían proceder de John Cage. Eno tiene cuatro cintas, cada una con una melodía vocal. Las cintas se reproducen en bucle de forma simultanea pero a diferente velocidad. Esto podría proceder de Reich y sus “fases” del periodo inicial de su carrera pero hay una diferencia y es que aquí, las repeticiones se producen en intervalos largos y las variaciones de velocidad entre las cintas son muy pequeñas por lo que en ningún momento el bucle vuelve al punto inicial sino que la composición evoluciona en el tiempo de forma indefinida y es aquí donde creemos reconocer al John Cage de “Organ²/ASLSP ”.

1/2” - La tercera pieza del disco es muy similar en todos los sentidos a la segunda pero cuanta con un importante elemento adicional en el piano de Robert Wyatt. La aportación del mismo es muy acertada porque sirve al mismo tiempo como prolongación del corte precedente y como pieza nueva. Aunque también tiene una estructura repetitiva, la improvisación parece tener más peso y los segmentos empleados son más largos lo que hace la escucha más placentera además de atraer, al menos por unos instantes, la atención del oyente. Puede parecer contradictorio con la idea del “ambient” pero no supone ningún problema a la hora de disfrutar de la obra.

“2/2” - La última pieza del disco está interpretada en su totalidad por Brian Eno con un sintetizador ARP2600 y es la más breve del disco (aunque en alguna caja recopilatoria posterior dura casi 4 minutos más). Se trata de series cortas de acordes electrónicos que se suceden formando “loops” ocurre con las piezas anteriores. La diferencia radica en la menor duración de los mismos y el mayor número de capas que dan a la pieza un mayor dinamismo, siempre teniendo en cuenta el tipo de música del que hablamos.


Eno.
Sorprendentemente por lo arriesgado del concepto, “Music for Airports” es un disco que ha envejecido muy bien y que sigue sonando fresco en nuestros días. Decía Eno en su momento que pretendía hacer una música interesante pero también prescindible, que pueda pasar inadvertida como lo hace cualquier otro elemento del mobiliario durante el tiempo que pasamos en la estancia en la que suena. El objetivo se consigue al cien por cien y va incluso un poco más allá. Una música que nació para ser reproducida en un entorno concreto, terminó siendo interpretada en directo por músicos reales en salas de conciertos. La banda Bang on a Can, dedicada a la música contemporanea, hizo su propia versión de la obra como si de cualquier otra pieza del repertorio tradicional se tratase. En el libreto que acompaña al CD de esa edición escribe Michael Gordon: “Esencialmente, lo que hace Eno es definir la música “ambient”. Hace 20 años, no había secciones de “ambient” en las tiendas de discos. No había secciones de “tecno” o de “new age”, ni habitaciones reservadas para el “chill out” en las discotecas. Con “Music for Airports” empieza una música que no existía previamente. Sin embargo, el factor distintivo en la música de Eno es que, aunque pues sonar, y de hecho lo hace, como música de fondo en la vida diaria de cualquiera, es música que contiene un potencial y una integridad que va mucho más allá de lo incidental. As música compuesta cuidadosamente, de gran belleza, construída con brillantez y las técnicas involucradas en su creación rivalizan con las de la más intrincada de las sinfonías”. Poco más podemos añadir salvo nuestra recomendación de escuchar un disco importante. Uno de los pocos que consiguen ganarse ese calificativo y lo mantienen décadas más tarde.


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