domingo, 5 de marzo de 2017

Prince - Around the World in a Day (1985)



Todo músico de éxito se enfrenta, llegado el momento, a una decisión fundamental: ¿qué hacer después de haber publicado EL DISCO?

El ego de los grandes artistas es inmenso y en su mente siempre está la idea de que lo mejor de su obra está por llegar. Sin embargo, cuando grabas un disco como “Purple Rain” es imposible no darse cuenta de que ese va a ser un trabajo que marcará tu carrera para siempre. No importa que tengas discos muy interesantes antes y que en el futuro lleges a superar esa obra (en el caso de Prince, crremos que suceden las dos cosas) porque siempre serás el autor de “Purple Rain”. Es posible que el pequeño genio de Minneapolis tomase conciencia de esto poco despúes de publicar el disco, en plena gira de conciertos. La mayor parte de las canciones del que iba a ser el nuevo disco estaba ya grabada antes de comenzar el “tour” y lo que faltaba por hacer se completó justo después de la gira. La decisión del artista fue bastante sorprendente. Ante la seguridad de que cualquier trabajo que publicase no resistiría la comparación con su predecesor, optó por proponer a su discográfica la publicación del siguiente disco con una promoción escasa en la que, de hecho, no habría adelantos en forma de “singles” como era lo habitual. El primero de ellos no aparecería hasta un mes después de la publicación del LP cuando muchas de las reseñas de la época llegaron a anunciar que no habría ninguno (http://www.nytimes.com/1985/04/22/arts/records-prince-s-around-the-world.html).

En cierto sentido, la idea era liberarse lo antes posible de la presión de hacer el primer disco tras el bombazo de Purple Rain. Dar salida a un puñado de canciones ya escritas y cubrir el expediente pero, claro está, hablamos de alguien como Prince en los años cumbre de su creatividad por lo que el resultado podría ser cualquier cosa menos mediocre. El disco iba a llevar el título de “Around the World in a Day” y era de todo menos continuista. En términos de estilo suponía un cambio importante con un giro hacia sonidos psicodélicos reforzado por la propia portada. Las comparaciones con el “Sgt.Pepper” de los Beatles eran inevitables aunque el propio Prince desmintió esa influencia (sin dejar de admitir que el tono psicodélico existía en todo el trabajo). Es curioso porque fue tras publicar ese trabajo cuando los Beatles anunciaron su retirada de los escenarios. Igualmente Prince dijo que no volvería a dar conciertos para centrarse en componer y grabar en estudio justo después del lanzamiento del disco, algo que, como es bien sabido, no llegó a cumplir.

“Around the World in a Day” está firmado, como ocurría con “Purple Rain” por Prince & the Revolution. La banda de acompañamiento del músico estaba formada por Wendy Melvoin, Lisa Coleman, Susannah Melvoin, Bobby Z., Brown Mark y Matt Fink, a los que se unieron por esas fechas miembros de la banda de Sheila E. y la propia percusionista. La función principal de la banda, realmente, era la de hacer de soporte para el músico en los conciertos ya que la práctica totalidad de los instrumentos en el disco están interpretados por el propio Prince.



“Around the World in a Day” - El comienzo con el sonido de flauta, las percusiones hindúes y demás sonidos étnicos no hace sino anticipar el tono de toda la canción, que especialmente en su estribillo, muestra una clara influencia oriental. Hay quien ha visto en este trabajo un homenaje a toda la música rock de los años sesenta y este comienzo con referencias psicodélicas encajaría en esa visión. No renuncia el músico, sin embargo, a sus señas de identidad como los ritmos funk, esbozados cerca del final de un gran tema que no fue “single” pese a que llegaron a extraerse hasta cuatro en los meses siguientes.

“Paisley Park” - Un ritmo persistente conforma la base del siguiente corte, una deliciosa canción sobre un lugar en el que impera el buen rollo y que tiene una cadencia muy propia del pop de los sesenta y ¿por qué no insistir en ello? de los propios Beatles. La guitarra del músico aparece por todas partes en pequeñas intervenciones que recuerdan al mítico punteo de “Purple Rain”.




“Condition of the Heart” - Abre la pieza un tema de piano sobre el que se filtran etéreos sonidos electrónicos que seguirán apareciendo durante el resto de la canción. El ambiente es sombrío durante la mayor parte del tiempo pero cuando se aclara todo, surge una preciosa balada de aire jazzístico con Prince cantando en falsete. Es una pieza sorprendente en Prince, que no había frecuentado estos estilos pero que se desenvuelve en ellos con maestría. Una canción de esas que no calan a la primera pero que crecen con cada escucha.

“Raspberry Beret” - El gran “hit” del disco es esta extraodinaria canción cuyo comienzo, dominado por un ritmo constante, la emparentaría con otras piezas del disco anterior, “Purple Rain”, del que se desmarca gracias a los arreglos de cuerda. En buena parte de ella, Prince opta por recitar más que por cantar en un recurso más propio de Bob Dylan que de él mismo. Estamos ante uno de los grandes temas del Prince de los ochenta. Un canción imprescindible en su repertorio.

“Tambourine” - Las percusiones toman el mando del tema desde el comienzo. Un ritmo infeccioso domina la canción con la batería brillando en primer plano acompañada de todo tipo de aditamentos entre los que destaca un extraordinario bajo. Es un tema extraño en todo caso, que pasa muy rápido.

“America” - Nuevamente un ritmo a piñón fijo, característico del Prince de esta época, nos recibe en una canción extraña que podría pasar por un tema patriótico o por todo lo contrario. Es la única pieza del disco firmada por Prince junto con toda su banda. En algún momento nos recuerda a James Brown quien, curiosamente, en los mismos meses lanzaba su “Living in America” como parte de la banda sonora de la película “Rocky IV”.

“Pop Life” - Mucho más desenfadada y ligera es la siguiente canción que fue uno de los cuatro singles del disco. Una pieza encantadora que, con toda su sencillez, se convierte en una de nuestras preferidas de todo el trabajo.

“The Ladder” - Nuevo cambio de registro por parte del músico que nos regala una balada “soul” con unos coros extraordinarios que le proporcionan la base perfecta para su forma de cantar. Es una canción perfecta y de una factura impecable que nos deja cerca del final.




“Temptation” - Cierra el disco una canción en la linea más provocativa del cantante. Los metales ayudan a resaltar la sensualidad de un tema en el que destaca también la guitarra de Prince, muy agresiva, y los arreglos electrónicos, con muchos puntos en común con los del tema que abría el disco.

Podemos afirmar que Prince “se repuso” muy bien del éxito de “Purple Rain” con un siguiente disco realmente bueno y muy diferente a aquel demostrando que aún tenía mucho que decir en los años venideros, antes de sus polémicas con su discográfica y con la industria en general. En ese periodo fue tan grande que el propio David Bowie llegó a afirmar que “los ochenta son de Prince”. Aunque en un principio su estilo no parece encajar demasiado con las estéticas que suelen aparecer en el blog, de vez en cuando hemos dedicado algún espacio a un artista como Prince cuya calidad está por encima de géneros y estilos. Estamos seguros de que volverá a aparecer por aquí mas adelante. Mientras tanto, os dejamos con una versión en directo de "Pop Life":


 

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